El cross, también conocido como campo a través, es una de las muchas modalidades que tiene el atletismo. Suelen ser carreras no muy largas, pero que se hacen a ritmos muy vivos y, lo que machaca más: por terrenos por los que correr es complicado, ya sea por el barrizal, el agua, cambios constantes en el terreno (los que hemos corrido este año en Atapuerca, por ejemplo, sabemos cómo son ésos cambios, o también en el Campeonato de Castilla y León). Más abajo encontraréis una foto mía en la llegada del Cross de la Constitución, en Aranda de Duero, y sabréis a qué me refiero con lo del barrizal. Y allí había poco....
Esta modalidad tiene grandes atletas, aunque muchos de ellos corren en pruebas de asfalto, como el maratón, o en pista. Ahí tenéis el caso de la corredora del Nike Marta Domínguez, que ha corrido muchos crosses, y, como bien sabéis, ha destacado muchísimo en pista antes de su embarazo, llegando a ser campeona de los 3000 metros obstáculos.
¿Cómo se vive un cross desde dentro, sufriendo las durezas del recorrido (y de los rivales) dentro de la carrera? Tengo la experiencia de saber cómo se va rodando en un grupo de atletas llendo en el grupo del medio, cuando comenzé en esto del atletismo, y también tengo la experiencia de ir en el grupo cabecero, e incluso de ir escapado, como ha sucedido el domingo pasado en Salamanca. Lo que no tengo experiencia es de ganar, puesto que, aunque son pruebas que me gustan, no las he conseguido ganar nunca (aunque el Cross del Ajo en Zamora se llame así, es todo asfalto). La verdad es que, cuando vas en un grupo del medio, viendo cómo van los primeros y tú, venga a sufrir, sabes que hay muchísimo nivel. Pero, cuando vas en el grupo delantero, y sabes que tú tienes parte de culpa de que se vaya tan rápido, todo se ve de otra forma. En las salidas, hay muchísima presión. En carreras como el Cross de Atapuerca, se sale y enseguida se hace un grupo delantero, con gente que se queda a medio camino y, luego, el grupo perseguidor. En el primer grupo siempre suele estar el ganador, un corredor que a falta de cierta distancia pega un arreón y no hay atleta capaz de seguirle, puesto que impone un ritmo asfixiante en una distancia que él sabe que no se le va a poder coger. En algunas carreras (como la de Atapuerca) apenas he podido aguantar en el grupo cabecero, e iba entre un grupo y otro: Detrás del cabecero y delante del perseguidor. Pero, en otras como la de Aranda, fuí capaz de estar en el grupo cabecero bastante rato, hasta que se empezó a disgregar, y os aseguro que es una visión completamente distinta. Necesitas ir muy atento a todos los detalles que hacen los atletas, porque, en función de lo que ellos tengan intención de hacer, así tienes que hacerlo tú, aparte de que se va rodando muy pegados y hay muchísimo riesgo de caída, ya sea por tropezón, zancadilla, movimientos extraños...
Pero, para poder disfrutar de verdad de un cross, hay que participar en uno. Son, repito, carreras explosivas, donde, incluso el que va con intención de rodarse, sufre, por los continuos cambios en el terreno. Pero, os lo aseguro, es muy divertido... y, otra vez, sufrido.
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