domingo, 29 de agosto de 2010

Así vive un Cross un atleta

Bueno, ya os he hablado en más ocasiones de lo duro que es el atletismo y de las agonías de las carreras, sólo con leer lo que escribo de las carreras en las ue participo, basta. Pero ahora, yo quiero escribir sobre cómo vive un cross como, por ejemplo, el de Atapuerca (que, por cierto, este año será el siete de noviembre).
Si es un cross importante, como el que ya he comentado más arriba, ya la salida es una aunténtica agonía: todos estamos muy apelotonados, si ha salid un invierno como este siempre hace frío y, a menudo, suele haber barro. Una vez que se ha dado la salida, jsto en ese momento, puedes acabar en el suelo, ya que los empujones son de lo más normal, o las zancadillas cuando los árbitros no nos ven. Una vez que ya estamos bien metidos en el cross (dentro de la carrera), suele haber mucha hierba, y, a menudo, suele haber agujeros tapados, por lo que conviene ir siempre bien atento, porque, sino, ya sabes: al suelo y, en alguna ocasión, con un montón de atletas encima. También, en Cross como el de Venta de Baños, siempre suele llover ese día o esa semana, por lo que se preparan unos barrizales de cuidado. Siempre hay alguno que se la pega por no ir atento.
Por estas razones (y más), los crosses suelen ser una aunténtica agonía. Pero, no por eso os desanimo a participar.

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