Cicloturismo, un mundo diferente

Estamos acostumbrados a ver a los ciclistas profesionales por la televisión, rodando en pelotón o en las escapadas, a velocidades increíbles, sacando medias muchas veces (en las etapas llanas, prácticamente en todas) a más de 40 km/h, durante jornadas aunténticamente "maratonianas", algunas veces de más de 200 kilómetros. Pero, claro, ellos son profesionales, llevan muchas horas de entrenamientos y, además, es su trabajo. Pero también hay un ciclismo diferente, un ciclismo en el que no se va a tan altas velocidades, en el que, si hay alguna caída o avería, se espera, en el que lo que importa es disfrutar del paisaje. Estamos hablando del cicloturismo.
El cicloturismo, básicamente, es un ciclismo diferente del profesionalismo, en el que cual los llamados cicloturistas salen a disfrutar del paisaje, tanto en las marchas cicloturistas (que no carreras cicloturistas) como en sus salidas habituales entre semana o los fines de semana que no hay marcha cicloturista.
El cicloturismo es algo para disfrutar y las marchas cicloturistas son marchas (que no carreras) que se hacen para conocer lugares nuevos y poder disfrutar de su paisaje. El problema es que hay muchas carreras "escondidas" en el cicloturismo, de aquellas personas que no consiguieron llegar a profesionales y que, una vez retirados o en activo, pero que no consiguen ganar a sus verdaderos rivales, cogen y se van a las marchas cicloturistas para hacer unos tiempazos increíbles. Seguro que a más de uno se le viene a la cabeza cierta marcha importante en nuestro país, sobre 200 kilómetros, que yo ya la usaría como competición y no marcha cicloturista. Una cosa que sí que me parece bien es que a las marchas acudan ciclistas profesionales, pero para rodarse, acompañando a los demás cicloturistas, llegando últimos si hace falta.
Personalmente, sí que os recomiendo que practiquéis cicloturismo. Si nunca antes habéis practicado deporte, en manos de alguien que sepa llevaron la preparación (preparador físico, entrenador...) conseguiréis coger cierta velocidad para poder salir en grupo y, aunque se vaya de paseo, poder disfrutar a un ritmo agradable y no quedar último. Pero yo no me refiero a competiciones, sino a cicloturismo.