martes, 29 de septiembre de 2015

Malas sensaciones

Bueno, aquí estoy, intentando seguir cumpliendo con los entrenamientos marcados para el próximo objetivo, los 10 kilómetros “Ciudad de León”, que se celebrarán el próximo día 11 de octubre.
Para hoy estaba planeado un entrenamiento que me gusta bastante, pero en el cual las sensaciones para nada han acompañado. Me puse manos a la obra con el calentamiento, cinco kilómetros a ritmo cómodo, para seguir con el plato fuerte de la tarde: 500-1000-2000-3000-500, dejando 1’30 de recuperación entre el 500 y el 1000, 3’ entre las series largas y 1’30 entre el 3000 y el 500. Las dos primeras serias, aunque sin ser para tirar cohetes, no estuvieron mal, completando en 1’39 el 500 y 3’28 el 1000. Sin embargo, a partir de ahí comenzó un declive con los ritmos, que se me juntó con las malas sensaciones que arrastraba desde el 500. Hice el 2000 en 7’13, el 3000 en 11’04 y el 500 en 1’46, siete segundos más lento que el primero. Para soltar, tocó completar otros dos kilómetros. Así, he acabado con un total de 14 kilómetros en 57’56”, a 4.07 min/km y 161 pulsaciones medias.
Hoy la verdad es que no he acabado demasiado contento con las series. No me he notado como me habría gustado, y los tiempos tampoco han acompañado. Está claro que no siempre vamos bien, y que hay más días malos que buenos. En mi caso, llevaba ya demasiados días encontrándome bien, y supongo que hoy me ha venido todo de golpe. Tras las series de la pasada semana y los rodajes notándome genial, supongo que tendrían que llegar los días donde tocara sufrir, y hoy he comenzado. Bueno, nadie dijo que esto fura fácil, ¿no? Por lo tanto, me tocará acostumbrarme de nuevo a los malos días.

Esta semana la verdad es que es bastante interesante, aunque, como comentaba ayer, he tenido que meter alguna modificación de cara a la media del domingo. Por ahora, está dentro de mis planes completar los 21 kilómetros. Se me ha cruzado el cable y en un principio debutaré en los 21 kilómetros en esta ciudad, donde he tenido buenos momentos deportivos en el Cross de Ávila, y luego aparte, compitiendo y entrenando por Navalmoral e incluso participando un año en la marcha de BTT que allí se organiza en el mes de julio, una marcha muy recomendable para los amantes de las zonas técnicas con la bici de montaña. Mi idea desde que comencé a correr era debutar en la distancia anterior a la maratón en Zamora, mi ciudad, la que me ha visto crecer como atleta entrenando por sus calles, pero bueno, tampoco pensaba yo que me fuera a surgir esta posibilidad de participar en los 21 kilómetros de Ávila. Pero, aunque me parece interesante completar los 21 kilómetros, no entraba en ningún plan lo de completar toda la media a ritmo de carrera, por supuesto. Completar 21 kilómetros a un ritmo de 3.30-3.40 es un desgaste impresionante, y por ahora no me veo físicamente capacitado para hacer esa barbaridad. Sé que a ese ritmo puedo aguantar hasta el 10, como muchísimo, muchísimo y ya sufriendo hasta el 11-12, pero sé que ahí el hombre del mazo se empeñaría en hacerme compañía (por supuesto, sin invitación), y como no es plan de morir en el intento ni de estar una semana parado por un sobreesfuerzo con los ritmos, ni mucho menos crearme un problema de salud por hacer una marca o lograr un puesto en algo que aún no está a mi alcance, pues tocará hacer unos “apaños” para evitar piques. El primero, cumplir con el plan de entrenamiento, lo que “me obliga” a rodar a ritmo de tirada larga durante 21 kilómetros. Luego, se trata de que la semana siguiente pueda seguir entrenando, que las piernas no estén excesivamente cargadas. No dejan de ser 21 kilómetros y posiblemente el lunes y el martes tocará rodar a ritmo cómodo para recuperar del esfuerzo, por ejemplo 10 kilómetros a 4.40-4.45, pero no llegar lo suficientemente cansado a meta como para no poder moverme en toda la semana. Aunque León esté ahí y haya que llegar descansado, cuando uno es bruto como yo, el descanso por completo quizá no es el mejor aliado (entrenar duro duele, pero más duele no poder entrenar me dijeron una vez), así que ya está. Si completo la media, por lo tanto, será para rodar a mi ritmo habitual los domingos, sobre los 4.30, y a disfrutar de la tirada larga por un lugar diferente a mis sitios habituales de entrenamiento.
Uno de mis problemas es que hay veces que se me juntan las ideas y en un párrafo empiezo con la idea de hablar de una cosa y acabo con otra que no tiene mucho que ver. Eso me ha pasado en el anterior. Yo quería hablar sobre los entrenamientos y se me ha ido la cosa al domingo. Bueno, aprovecho este párrafo. Tras el rodaje de ayer a ritmo cómodo y las series de hoy, mañana la tabla dice que hay que rodar entre 15 y 16 kilómetros a ritmo cómodo, entre 4.20 y 4.30 el mil. Bueno, esto es algo que me gusta más que las series, aunque debo reconocer que en estas últimamente estoy disfrutando algo más, por lo que quizá las sensaciones acompañen un poco más que hoy. Digo quizá porque uno no puede fiarse nunca ni de su propio cuerpo, y es que ya se sabe que aquí uno tiene un día bueno y 50 malos, y mis 50 días malos han comenzado hoy… El jueves me tocará volver a hacer unas series, en este caso 7x1000 a buen ritmo. El viernes toca descanso, y el sábado está la duda entre si pedalear o correr. Debo reconocer que no me apetece mucho montar en bici. Bueno, si ese día ruedo o hago las series marcadas, me decanto por no completar la media entera (toma contradicción… qué mal suena eso de la media maratón entera) y solo los 18 kilómetros, que al fin y al cabo es lo que me marca el plan. En fin, que os escribo un párrafo entero sobre la media del domingo y ahora os cuento esto… Vale, a veces no soy capaz de ponerme de acuerdo ni conmigo. Qué manías más raras tengo.
Para acabar el artículo, me voy a poner sentimental. Cuando me pongo así, a recordar “los viejos tiempos”, suelo hablar de los grupos con los que he entrenado. Hoy cambiaré y hablaré de cómo andaba hace tiempo. Nunca he sido un atleta rápido, más bien mi vida deportiva ha estado más enfocada hacia el fondo, aunque sí es cierto que he sido capaz de hacer algún mil en tres minutos justos, que creo no está mal para mi. Quizá, aunque alguno me haya dicho lo contrario, nunca he tenido cualidades para ser un gran atleta, un atleta ganador, ni para estar en pruebas importantes, como un Nacional, pero creo que tampoco era un corredor lento, eso sí, solo en la época en la que más anduve. Bueno, se podría decir que conmigo siempre aplicábamos, o yo por lo menos lo hacía, la frase esa de “el último de los buenos y el primero de los malos”, aunque yo normalmente solía entrar entre los cuatro primeros de los que esa frase considera malos, a esos buenos yo ya no los veía más allá de los calentamientos y las salidas. En lo que podríamos catalogar mi mejor época era capaz de hacer competiciones a ritmos de 3.20, miles a 3.00-3.10, e incluso llegué a correr sin que mi cuerpo se resintiera. ¿Pero yo hacía eso, de verdad? Pues sí Alejandrico, lo hacías. Pero bueno, como suelen decir las personas mayores, los tiempos han cambiado, y lo que antes era una competición o entrenamiento de series normal en temas de ritmo, ahora me resulta imposible de hacerlo. Veo muy, muy lejano lo de correr sin que mi cuerpo se resienta o haciendo carreras a 3.20. Pero, ¿sabéis qué? Ahora estoy disfrutando del atletismo, aunque de una forma diferente a como lo hacía en esos momentos, y eso la verdad es que es muy importante. Cuando, como me pasó a mi, llegas a odiar los entrenamientos serios o el sufrimiento de las competiciones, lo de disfrutar es una maravilla. Quizá ya no haga miles a 3.10, 500 a 1.25, las series de 2000 a 6.30 o los 3000 en 9.45, pero bueno, puedo decir que estoy DISFRUTANDO de correr, y ahora mismo, para mi eso es lo más importante. Quizá no sepa plantear bien mis entrenamientos, quizá haga demasiados kilómetros, pero bueno, me lo estoy pasando bien, y al fin y al cabo es lo que importa.
Nos vemos…. haciendo deporte, claro.

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