El atletismo popular está viviendo, actualmente, un auge impresionante. Cada vez hay más gente que sale a correr, más participantes en competiciones de todas las distancias y, en resumen, más gente que está haciendo deporte. Ésto tiene muchas ventajas, está claro que el deporte es salud y que no está de más salir a correr 40, 50 ó 60 minutos unos cuantos días a la semana para mantenernos activos. Al final, casi siempre acabamos picando, además, para tomar parte de alguna de las muchísimas, pero muchísimas competiciones que hay en nuestra geografía, pues, al aumentar el número de personas corriendo, también ha aumentado de forma impresionante el número de competiciones de este deporte. Precisamente, de este gran número de atletas y competiciones quiero hablar hoy, especialmente de lo que a las maratones se refiere.
Estamos viviendo una época donde la gente se anima a correr, hace unas pocas carreras de 10000, otras pocas medias y, así, en un par de años se animan a ir por la maratón. Correr carreras de 5000 y 10000 metros son esfuerzos de 20, 30, 40 ó 50 minutos, rara vez llegando a la hora. Muchos atletas suelen quedarse ahí, en estas competiciones, pues están cómodos compitiendo en estas distancias y optan por no cambiar; sin embargo, hay otros atletas que, tras muchas competiciones de 5 y 10 kilómetros, deciden que, quizá por la edad, la chispa de velocidad que exigen estas pruebas ya la han perdido, y deciden aparcar los 10000 y pasarse a la media maratón. Éso sí, si miramos su historial competitivo, veremos que ha corrido 50 carreras de esa distancia, y otras 40 de 5000 metros.Y ya, después de muchos eventos de este tipo, opta por ir a la media maratón. Y tras muchas, pero muchísimas medias, cuando ya éstas dejaron hace mucho tiempo de ser la tirada larga para pasar a ser nuestros eventos deportivos más disputados, cuando hemos corrido pruebas de 21 kilómetros "por un tubo", será cuando nos pasemos al maratón. Al menos, ésta sería la lógica, ir quemando poco a poco etapas. Un maratoniano puede haber comenzado haciendo carreras de 1500 y cross para, luego, con el paso del tiempo, hacer 5000, 10000, medias y, por último, esos 42 kilómetros. Quizá el maratoniano comenzó a correr con 12 años y su primera maratón la corrió con 33 ó 34 años, es decir, más de 20 años después de haber comenzado con su andadura atlética, lo que le ha permitido, primero, crear una base buenísima tras tantos años de práctica y, luego, competir en muchísimas carreras de diferentes especialidades y diferentes distancias, desde el 1500 en pista a carreras de 20 kilómetros, pasando por los crosses.
Pero hay muchos atletas que se ponen a correr con 25 ó 30 años, y a los dos años deciden que ya están preparados para afrontar esos 42 kilómetros. Creo que nos deberíamos plantear una pregunta que creo es lógica: "Con el tiempo que llevo corriendo,¿me ha dado tiempo a crear toda la base para correr una maratón? ¿Estoy preparado para poder correr 3, 4 ó 5 horas seguidas?" Bueno, hablo de estos tiempos porque son por los que suelen andar la mayoría de los populares, porque si nos ponemos a hablar de buenas marcas podemos hablar de 2h15, 2h20 ó 2'30", por ejemplo. Pero a lo que íbamos. La maratón, e incluso la media, no es un juego, y no podemos ir como si de un 5000 se tratara. No me cansaré de comentar que debemos tener una base correcta para poder completarla, una base que debe ser no de uno ni de dos años, con eso no es suficiente. No hay una edad determinada, y personalmente creo que no pasa nada por debutar en maratón con 40 años, por ejemplo, si hemos cumplido antes con muchas medias, 10000... Pero lo que sí veo lógico es que un atleta que lleve corriendo desde los diez años esté preparado para ser maratoniano a una edad más temprana que alguien que se inicia a los 20 a correr. Sigo insistiendo en que deberíamos ir completando ciclo a ciclo, con cabeza.
Pero, dejando de lado a los atletas, me llama la atención hasta qué punto hemos llegado con las organizaciones. Parece que desde las diversas maratones ya no de fuera, sino de nuestro propio país, se quiere hacer un negocio con los 42 kilómetros. ¿Querías participantes? Pues toma 11000. ¿Pero de dónde sale tanto atleta maratoniano? Desde la organización de casi cualquier maratón se nos provoca a que vayamos, a que nos piquemos con las maratones, dando igual el tiempo que llevemos corriendo. Unos dicen que la suya es la más rápida, otros, que la suya es la más plana, otros optan por hacer alguna historia en la salida o en la meta, otros deciden invitar a muchos atletas de élite para demostrar que su maratón está por encima de las demás en cuanto a nivel deportivo... En fin, un montón de historias, con el único objetivo de llamar la atención e intentar que a su maratón vayan el número máximo de participantes.
Así, cada uno con sus historias, tengo la sensación de estar viviendo una época en la cual hemos perdido el respeto al maratón. No quiero que nadie se enfade conmigo por decir ésto, pero creo que así es. hemos perdido el respeto a los 42 kilómetros. Y ésto no me gusta. Creo que debemos respetar todas las distancias, tanto las más cortas (200, 400, 800...) como las de fondo. Correr un 5000 para alguien que lleva dos meses corriendo puede ser un calvario, o para el que nunca ha corrido más de esos metros, hacer un 10.000 puede suponer un calvario. Por eso, a todas las pruebas hay que tenerles mucho respeto, pero también creo que el maratón es distinto y hay que tenerle aun más respeto. Vale, es cierto que los atletas lo tenemos ahí, como en una bola, a la cual (solo en teoría, viendo lo que hay) pueden acceder unos pocos privilegiados. Y es que debería ser así, una prueba reservada para atletas ya veteranos en esto de la carrera a pie, que han cumplido con todas las etapas en el atletismo y que, por fin, ha llegado su momento para el maratón. Pero, visto lo visto, pasamos de todo ésto y vamos a la aventura, todo un peligro, la verdad.
En resumen, creo le estamos dando muy poco respeto al maratón, y éste se merece muchísimo. Yo tengo la impresión de que no nos hemos parado a recapacitar. Por lo menos, espero que podamos seguir todos juntos disfrutando de nuestra afición por la carrera a pie y las pruebas populares.
Nos vemos... haciendo deporte, claro.
Pero, dejando de lado a los atletas, me llama la atención hasta qué punto hemos llegado con las organizaciones. Parece que desde las diversas maratones ya no de fuera, sino de nuestro propio país, se quiere hacer un negocio con los 42 kilómetros. ¿Querías participantes? Pues toma 11000. ¿Pero de dónde sale tanto atleta maratoniano? Desde la organización de casi cualquier maratón se nos provoca a que vayamos, a que nos piquemos con las maratones, dando igual el tiempo que llevemos corriendo. Unos dicen que la suya es la más rápida, otros, que la suya es la más plana, otros optan por hacer alguna historia en la salida o en la meta, otros deciden invitar a muchos atletas de élite para demostrar que su maratón está por encima de las demás en cuanto a nivel deportivo... En fin, un montón de historias, con el único objetivo de llamar la atención e intentar que a su maratón vayan el número máximo de participantes.
Así, cada uno con sus historias, tengo la sensación de estar viviendo una época en la cual hemos perdido el respeto al maratón. No quiero que nadie se enfade conmigo por decir ésto, pero creo que así es. hemos perdido el respeto a los 42 kilómetros. Y ésto no me gusta. Creo que debemos respetar todas las distancias, tanto las más cortas (200, 400, 800...) como las de fondo. Correr un 5000 para alguien que lleva dos meses corriendo puede ser un calvario, o para el que nunca ha corrido más de esos metros, hacer un 10.000 puede suponer un calvario. Por eso, a todas las pruebas hay que tenerles mucho respeto, pero también creo que el maratón es distinto y hay que tenerle aun más respeto. Vale, es cierto que los atletas lo tenemos ahí, como en una bola, a la cual (solo en teoría, viendo lo que hay) pueden acceder unos pocos privilegiados. Y es que debería ser así, una prueba reservada para atletas ya veteranos en esto de la carrera a pie, que han cumplido con todas las etapas en el atletismo y que, por fin, ha llegado su momento para el maratón. Pero, visto lo visto, pasamos de todo ésto y vamos a la aventura, todo un peligro, la verdad.
En resumen, creo le estamos dando muy poco respeto al maratón, y éste se merece muchísimo. Yo tengo la impresión de que no nos hemos parado a recapacitar. Por lo menos, espero que podamos seguir todos juntos disfrutando de nuestra afición por la carrera a pie y las pruebas populares.
Nos vemos... haciendo deporte, claro.
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